Primera etapa de mi Camino de Santiago.
Burgos-Hontanas
33,28km
2:02h
El día empezaba temprano, habíamos quedado sobre las 10 de la mañana en la Estació del Nord de Barcelona para empezar nuestro viaje en autocar hasta Burgos.
Decidimos ir en Autocar para hacer la aventura lo más rupestre posible y Alsa fue una buena elección.
Manu se sentó con German y Pablo conmigo. 8h tardamos en realizar el trayecto en el que pudimos ir charlando y comentando la jugada. Yo iba revisando un poco los pueblos por los que pasaríamos y así tenerlo todo un pelín más claro.
Llegados a Burgos y con una temperatura de alrededor de 32º nos pusimos en marcha. En teoría la idea era de andar un poco por Burgos, hacer unas cervezas, buscar algún sitio donde dormir y al día siguiente empezar la ruta.
Casi sin hablarlo cargamos el equipaje en la bicicleta y nos fuimos pitando de Burgos para buscar la primera flecha amarilla del Camino. Así fue como poco a poco dejamos Burgos y desentumecíamos las piernas de las 8h en la lata de sardinas del autocar.
Sorprendentemente, a los pocos kilómetros de salir de Burgos el paisaje cambió totalmente y no se veía ninguna casa por ningún sitio. El camino prometía, era precioso y empezábamos a rodar tranquilamente.
Había que aprender un poco a controlar los 13kg de más que íban en el culo de la bici, y es que no es muy natural tener tanto peso en cola.
El primer pueblo por el que pasamos fue Tardajos donde teníamos que hacer la foto oficial. Y seguimos pedaleando por extensos campos de cultivo con una luz dorada de atardecer y un calor bastante asfixiante.
Después de realizar aproximadamente 33km llegamos a Hontanas donde paramos para buscar sitios en el albergue municipal y poder pasar la noche.
La primera experiencia en un albergue, curiosamente, sería de las peores. Las camas y la nula experiencia en albergues me pasarían factura y es que la cama era extremadamente corta y estrecha y el colchón era cóncavo de una manera jamás vista. Mucho frío por la noche y un mal dormir del copón. Esta sería la tónica.
Aunque antes de dormir fuimos a cenar al albergue y nos comimos unos macarrones con carne guisada y un vinito que acompañó los músculos a la cama para intentar descansar. El camino había empezado.
Burgos-Hontanas
33,28km
2:02h
El día empezaba temprano, habíamos quedado sobre las 10 de la mañana en la Estació del Nord de Barcelona para empezar nuestro viaje en autocar hasta Burgos.
Decidimos ir en Autocar para hacer la aventura lo más rupestre posible y Alsa fue una buena elección.
Manu se sentó con German y Pablo conmigo. 8h tardamos en realizar el trayecto en el que pudimos ir charlando y comentando la jugada. Yo iba revisando un poco los pueblos por los que pasaríamos y así tenerlo todo un pelín más claro.
Llegados a Burgos y con una temperatura de alrededor de 32º nos pusimos en marcha. En teoría la idea era de andar un poco por Burgos, hacer unas cervezas, buscar algún sitio donde dormir y al día siguiente empezar la ruta.
Casi sin hablarlo cargamos el equipaje en la bicicleta y nos fuimos pitando de Burgos para buscar la primera flecha amarilla del Camino. Así fue como poco a poco dejamos Burgos y desentumecíamos las piernas de las 8h en la lata de sardinas del autocar.
Sorprendentemente, a los pocos kilómetros de salir de Burgos el paisaje cambió totalmente y no se veía ninguna casa por ningún sitio. El camino prometía, era precioso y empezábamos a rodar tranquilamente.
Había que aprender un poco a controlar los 13kg de más que íban en el culo de la bici, y es que no es muy natural tener tanto peso en cola.
El primer pueblo por el que pasamos fue Tardajos donde teníamos que hacer la foto oficial. Y seguimos pedaleando por extensos campos de cultivo con una luz dorada de atardecer y un calor bastante asfixiante.
Después de realizar aproximadamente 33km llegamos a Hontanas donde paramos para buscar sitios en el albergue municipal y poder pasar la noche.
La primera experiencia en un albergue, curiosamente, sería de las peores. Las camas y la nula experiencia en albergues me pasarían factura y es que la cama era extremadamente corta y estrecha y el colchón era cóncavo de una manera jamás vista. Mucho frío por la noche y un mal dormir del copón. Esta sería la tónica.
Aunque antes de dormir fuimos a cenar al albergue y nos comimos unos macarrones con carne guisada y un vinito que acompañó los músculos a la cama para intentar descansar. El camino había empezado.
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