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Izq. a der.: Enric, un servidor, Carles y Abel. |
Ya son muchos años.
Muchos años dando pedales. A veces me pregunto cuántas veces
habré hecho girar el eje de un pedalier pero no soy capaz de imaginármelo.
Lance Armstrong dice que de pequeños nos gustan tanto las
bicis porque son nuestra primera herramienta para sentirnos un poco
independientes.
Tengo recuerdos muy lejanos con una BH roja con llantas de
plástico amarillas de 5 radios. Tenía un portaequipajes detrás donde llevaba
una mancha que venía con la propia bici. Tenia 5 o 6 años. Fue mi primera bici,
un pedazo de hierro deslumbrante que me permitía pegarme unas tumbadas de
espanto en la plaça nova de Premià.
Precisamente, tengo un recuerdo muy claro de un día en que
me encontré a otro niño con la misma bici pero con las llantas blancas. Recuerdo
que sin mediar palabra empezamos a dar vueltas en el antiguo estanque de la
plaza y al final le gané (de hecho le gané porque conseguí doblarle). Hoy
cuando paso por la plaza y veo lo pequeña que es me hace gracia... La recuerdo
como un inmenso velódromo donde disfrutaba dando vueltas.
Más adelante tuve una increíble Panther BMX de la mítica
Rabassa-Derbi. Recuerdo que toda la "colla" del càmping de la
Cerdanya íbamos con Panthers, no habían Californias, cosa que ahora me resulta
extraño. Es posible que en nuestra zona se vendiera muy bien la Panther.
De hecho cuando éramos pequeños íbamos todos en lo que ahora
se llama, elitísticamente si se me permite, el Single Speed. Curioso.
En el camping y con la Panther nos montamos un circuito de
BMX con el que disfrutábamos a tope. Recuerdo que uno tenia una Panther con
suspensión trasera (¡solamente!), otro una Panther con disco trasero
(obviamente mecánico) y otros que teníamos la "básica". Un día se
organizó una carrera con todos los niños del camping y quedé segundo, qué
recuerdos.
A los 13 o 14 hubo el boom de la bici de montaña. ¿Recordáis
cómo se pusieron los bancos y caixas a promocionar regalando BTT's?. Hubo
amigos que acabaron con una Rabassa Derbi con freno de disco delantero. En mi
caso unos, tremendamente amables, reyes de oriente me trajeron una Otero que
llevaba una mezcla de colores muy característicos de aquella época, amarillo y
verde fluorescentes. No quiero recordar los maillots cantones de la época,
madre mía.
Con ella seguía a mi padre, que por aquellos años ya se
había montado su primera BTT de verdad. Compró un cuadro Alkon Basik y se la
montó a placer. Todo, absolutamente todo, Deore XT (mítica época de frenos
cantiléver). Cuadro negro, tipografia fúcsia y horquilla delantera de cromo. Preciosa,
muy rígida y directa...
Recuerdo montones de rutas en las que iba con los niños del
camping y mi padre haciendo de bicipatriarca por las zonas de la Cerdanya. Allí
empecé a aprender lo que era sufrir encima de una bici de montaña. Ya no era ir
un rato por el camping, ahora tocaba subir cuestas impresionantes en días de
calor... Recuerdo una subida tremenda a Meranges a través de Cortás, cuando la
carretera aun no estaba asfaltada. Recuerdo también una subida a rueda de mi
padre a Montserrat con 14 o 15 años, en fin, podría estar aquí cual abuelo
cebolleta contando historietas.
Aparecieron los automáticos y mi padre por desgracia se
jodió el menisco en una caída. Un par de operaciones malas le dejaron sin poder
volver a retomar como antes la bicicleta y empezó a jugar a golf (hoy en día
puedo decir que le pega muy bien).
Yo seguí mi camino con la bici ya que en mis 15 y 16 años
había cambiado de vida, había ido a vivir definitivamente a Premià y había
hecho nuevas amistades en mi nuevo "cole". Ahí conocí a varios amigos
que aun conservo y con los que salgo periódicamente.
Con ellos acabé por conocer mucho más todo Sant Mateu y
aprendí lo que eran las trialeras. Eso sí, casi todos ellos para ir al
"insti" tenían moto, yo no. Me dirigía a todas las citas deportivas
con los amigos en mi heredada Alkon, más orgulloso que nadie. Qué bien iba esa
bici, eso sí, me hinchaba a subidas para ir al campo donde jugábamos
habitualmente a futbol.
El destino quiso que acabara yendo solo en bici. Todos nos
hacíamos mayores y cada uno empezaba a tener sus propias obligaciones y sus
propios horarios. Yo seguí con la bici los fines de semana pero cada vez menos.
Parón de tres años.
Empecé poco a poco a notar que necesitaba volver a hacer
algo pero no tenía apenas tiempo, así que empecé a correr.
Cuatro años corriendo por Premià y luego por Mataró. Hasta
un día intenté hacer Mataró-Burriac y volver, qué loco, ¡y sin agua!
Y como cuento en ¿Quién soy? el uno de enero de 2009 fue la
fecha indicada (como propósito para el año nuevo) de volver a la bici. Ya hace
tres años que estoy otra vez dando pedales, saliendo solo el 95% de las veces.
No es ni mejor ni peor pero te acostumbras y acabas sintiéndolo como algo
normal.
Ya no tengo seis, ni diez, ni quince años... Tengo treinta y
sigo dando pedales. Por mis manos y piernas han pasado no muchas bicis, pero de
todas ellas guardo un grato recuerdo, de hecho hace pocos días soñé que
encontraba mi BH roja en una tienda por 120 euros (¡un poco cara!) y se la
podía regalar a mi hijo... Hay cosas que se te quedan marcadas en el alma.
He jugado y practicado muchos deportes, los que más
insistentemente fueron el futbol 7 y el voley pista en un equipo, pero siempre
he tenido alma de ciclista. Esta vez dudo que ya desaparezca, porque el
ciclismo en contacto con la montaña tiene un magnetismo que es difícil de
evitar. Cada vez que salgo hago un reset mental que me sienta muy bien.
Ya son muchos años. Y más que vendrán.