¡Buenas a tod@s!,
Las rutas épicas no se escriben en días soleados, con poco
viento y con temperaturas agradables… no. Las rutas épicas se escriben con
sangre, sudor y lágrimas… o mejor dicho, con frío, llúvia y “mecagüens”.
Enric configurando el track* |
Esto era lo que más o menos nos esperaba después de ver las
previsiones de tiempo y de saber que íbamos a uno de los tótems más queridos de
los catalanes que vivimos relativamente cerca, el coloso del Montseny.
El día empezaba a las 7. Nos montábamos en la bici a las 10.
No queríamos madrugar en exceso así que fuimos bastante tranquilos desayunando,
quedando y yendo hacia Arbúcies, el lugar de partida.
Los tres valientes que partimos a conquistar el Montseny
fuimos Enric, Kilian y un servidor y partíamos de un track que encontramos,
como no, en wikiloc.
El tema era subir de Arbúcies a Santa Fe y volver. En
principio el desnivel acumulado no asustaba pero la forma de hacerlo era muy
diferente a nuestras rutas habituales en la serralada.
La ruta nos presentaba un poco un pequeño parque precioso de
Arbúcies para adentrarnos más tarde a un sendero no muy largo que nos llevaba
paralelos a la carretera de asfalto. Muy cómodo para ir calentando motores.
Parque en Arbúcies |
Precioso sendero |
Enric saludando a cámara |
Nos adentramos en el asfalto e hicimos varios centenares de
metros hasta llegar a un pequeño desvío donde íbamos a coger la pista.
Pista ancha que se iría estrechando y que no abandonaríamos
hasta conectar con el asfalto otra vez.
La pista tenía un desnivel bastante constante de 6-7 con
algunos picos más pronunciados. La primera parte mostraba un buen conjunto de
pequeñas cascadas fruto de las recientes lluvias de este pesado mes de abril.
Kilian y Enric en un pequeño descanso en plena subida. |
Aunque no lo parezca, la bici es una 29er |
Después de más de hora y media subiendo y de cansarnos ya
psicológicamente un poco de la subida, llegamos al asfalto justo en el Coll de
Bordoriol.
Enric y Kilian llegando a Bordoriol |
Los tres jinetes en Bordoriol. |
Azotaba un viento muy fuerte y empezaban a caer las primeras
gotas. El tímido sol que nos acompañó en algunas parte de la subida
(haciéndonos pasar calor en algunas partes), ahora había desaparecido y no se
auguraba nada bueno, pero ya estábamos casi arriba y no se podía abandonar.
Desde el Coll de Bordoriol hasta el Coll de Sant Marçal
pudimos hacer una ligera bajada que pronto se convertiría en la subida larga y
tendida que nos llevaría hasta el punto más alto de la ruta.
Ligero descanso en bajada. |
Un servidor por carretera llegando a Sant Marçal |
En Sant Marçal el día empezaba a empeorar |
Empezó a llover sutilmente pero con constancia |
Ya casi llegando a Sant Marçal, Kilian optó por ponerse el
chubasquero ya que estaba haciendo bastante frío y empezaba a calar. Enric y yo
aguantamos hasta pasado Sant Marçal para ponernos el chubasquero, aun quedaba
bastante subida que yo la recordaba de mis tiempos en carretera. Es una subida
de trabajar y trabajar, no tiene descanso alguno.
El chubasquero fue un buen aliado |
El Montseny y sus vistas |
A unos 200m de llegar al punto más alto me noté una fuerte
bajada de fuerzas ya que llevábamos, creo, casi 2h30m sin parar de subir. Por
suerte ya vino la bajada que acabó por calarnos de frío pero donde al menos, se
podían bajar pulsaciones.
Los pies criogenizados, la cara parecía que se cortara del
viento de la bajada, pero lo que queríamos era llegar a Santa Fe.
Y llegamos.
Paramos y me saqué mi kit previsor de “por si hace frío” y
me cambié la térmica por otra y me puse una braga para el cuello. Nos quedamos
todos con los chubasqueros y mientras comíamos plátanos y barritas se instaló
en cuestión de segundos una niebla que no se veía ni a 20m.
Niebla densa en uno de los momentos más duros |
Maldita la gracia.
Empezamos a tirar pensando en que vendría ya la bajada pero
nada más lejos de la realidad. Nos metimos por un sendero lleno de raíces y
piedras, muy poco ciclable que acabó por hacer mella en nuestro espíritu
luchador. Ya no se escuchaban voces, solo intentábamos no morirnos de frío y
rezar para que no lloviera aun más fuerte.
En no mucho rato, aunque nos pareció eterno, llegamos a una
pequeña casa donde el track giraba a derecha 90º y desde donde, ahora sí,
empezaba la bajada. Nos la habíamos ganado.
Justo antes de la bajada |
La bajada fue muy larga y por pista ancha y bastante dura, o
al menos así me lo pareció a mi, que eché en falta mi doble (aunque sé que
hubiese perecido en la subida). Quizá 30 o 40 minutos bajando donde a medida
que descendíamos metros de altitud empezaba a aparecer el sol que habíamos
dejado atrás en la subida.
Enric descendiendo por pista |
Las vistas que hay en la bajada son insuperables, lo que me
hace pensar que esta ruta podría estar mejor planteada al revés para subir poco
a poco e ir disfrutando del paisaje y luego bajar por una pista con algo más de
complicación y con menos vistas (para estar más atento al paisaje, vaya).
Unos paisajes preciosos de bajada |
Enric a izquierda, mirad la majestuosidad de los árboles |
Día con claroscuros muy marcados |
¡ya queda menos! |
Bonito puente casi hacia el final |
*Bueno, antes de escribir la crónica he estado visitado el
enlace de wikiloc y se confirma lo que me temía, la ruta la hicimos al revés,
de ahí a que en el párrafo anterior recomendaba que se hiciera tal que así.
Error de mi amigo Enric al hacer ponerse el track y hacerlo al revés. ¡TELA!
Es decir, que os recomiendo que sigáis la ruta tal y como
esta en wikiloc, que me parece la mejor manera de hacerlo. De todos modos no
hay problema en hacerla como la hicimos nosotros, es, seguramente bastante más
dura, pero se llega a la cima igualmente ;-)