Pues sí, esta es la misma ruta que la anterior pero de vuelta. Salí a las 6 de la mañana (no había visto tantos amaneceres seguidos en 3 semanas en mi vida) y puse rumbo a Palamós. Crucé el pueblo mientras observaba cómo se montaba el mercadillo.
Esta vez no me encontraría a Ivan ni a ningún otro ciclista como la anterior vez solo uno que me pasó levantándome las pegatinas.
El siguiente pueblo "conflictivo" era Platja d' Aro que me la encontré como me esperaba. Llena de basura por la calle de la noche anterior y aun con varios borrachos por la calle, un par de ellos por el medio de la calzada. Una furgoneta y yo los esquivamos. Qué malo es el alcohol en exceso...
Una vez pasado Sant Feliu de Guixols empecé a subir y observe la pequeña niebla que se había instalado en Platja d' Aro.
El sol aun era prudente y calentaba visualmente toda la carretera que se volvía casi dorada. Las primeras rampas me sirivieron para acabar de despertar el cuerpo del letargo de unas vacaciones bien merecidas en la Costa Brava.
Las curvas esta vez me parecieron aun más hermosas ya que la luz era increíble para fotografiar. Yo, fotógrafo aficionado, lamenté no haber llevado la reflex encima... Pero bueno, con la ixus aun me apaño.
Una fotillo del único tunel que hay en las curvas de Tossa de Mar. Al fondo un par de corredores. La carretera aun más desierta si cabe. Un auténtico placer.
Egopic.
He de reconocer que no venía tan tostado como la vez anterior y que me sorprendió llegar a Tossa bastante rápido.
Algunos pensarán que estamos locos, pero levantarse temprano en vacaciones tiene una recompensa de sensaciones indescriptible. La luz del verano, la brisa, la ausencia de gente...
Una foto de la flaca que ya ha cumplido más de 1000km. Y yo que pensaba que el ciclismo de carretera sería para salir un par de veces al año... como engancha.
No os pongo el perfil porque es el mismo que en la anterior entrada.
El resto de etapa pasó sin notícia alguna, solo enganché a un compañero con btt con el que fuimos un rato juntos (escasos 2km) y poco más. El aire que temía no hizo excesivo acto de presencia y pude hasta recortar un poco llegando a Mataró.
Venía con mejor tiempo y me vi muy confiado pero justo pasar Mataró me llegó un poco de bajón físico y preferí ir conservando hasta llegar a Premià.
Mi reto de ir y volver a Vall Llòbrega se había cumplido.
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