viernes, 23 de marzo de 2012

Mi particular "bicio"

Izq. a der.: Enric, un servidor, Carles y Abel.
Ya son muchos años.

Muchos años dando pedales. A veces me pregunto cuántas veces habré hecho girar el eje de un pedalier pero no soy capaz de imaginármelo.
Lance Armstrong dice que de pequeños nos gustan tanto las bicis porque son nuestra primera herramienta para sentirnos un poco independientes.
Tengo recuerdos muy lejanos con una BH roja con llantas de plástico amarillas de 5 radios. Tenía un portaequipajes detrás donde llevaba una mancha que venía con la propia bici. Tenia 5 o 6 años. Fue mi primera bici, un pedazo de hierro deslumbrante que me permitía pegarme unas tumbadas de espanto en la plaça nova de Premià.
Precisamente, tengo un recuerdo muy claro de un día en que me encontré a otro niño con la misma bici pero con las llantas blancas. Recuerdo que sin mediar palabra empezamos a dar vueltas en el antiguo estanque de la plaza y al final le gané (de hecho le gané porque conseguí doblarle). Hoy cuando paso por la plaza y veo lo pequeña que es me hace gracia... La recuerdo como un inmenso velódromo donde disfrutaba dando vueltas.
Más adelante tuve una increíble Panther BMX de la mítica Rabassa-Derbi. Recuerdo que toda la "colla" del càmping de la Cerdanya íbamos con Panthers, no habían Californias, cosa que ahora me resulta extraño. Es posible que en nuestra zona se vendiera muy bien la Panther.
De hecho cuando éramos pequeños íbamos todos en lo que ahora se llama, elitísticamente si se me permite, el Single Speed. Curioso.
En el camping y con la Panther nos montamos un circuito de BMX con el que disfrutábamos a tope. Recuerdo que uno tenia una Panther con suspensión trasera (¡solamente!), otro una Panther con disco trasero (obviamente mecánico) y otros que teníamos la "básica". Un día se organizó una carrera con todos los niños del camping y quedé segundo, qué recuerdos.
A los 13 o 14 hubo el boom de la bici de montaña. ¿Recordáis cómo se pusieron los bancos y caixas a promocionar regalando BTT's?. Hubo amigos que acabaron con una Rabassa Derbi con freno de disco delantero. En mi caso unos, tremendamente amables, reyes de oriente me trajeron una Otero que llevaba una mezcla de colores muy característicos de aquella época, amarillo y verde fluorescentes. No quiero recordar los maillots cantones de la época, madre mía.
Con ella seguía a mi padre, que por aquellos años ya se había montado su primera BTT de verdad. Compró un cuadro Alkon Basik y se la montó a placer. Todo, absolutamente todo, Deore XT (mítica época de frenos cantiléver). Cuadro negro, tipografia fúcsia y horquilla delantera de cromo. Preciosa, muy rígida y directa...
Recuerdo montones de rutas en las que iba con los niños del camping y mi padre haciendo de bicipatriarca por las zonas de la Cerdanya. Allí empecé a aprender lo que era sufrir encima de una bici de montaña. Ya no era ir un rato por el camping, ahora tocaba subir cuestas impresionantes en días de calor... Recuerdo una subida tremenda a Meranges a través de Cortás, cuando la carretera aun no estaba asfaltada. Recuerdo también una subida a rueda de mi padre a Montserrat con 14 o 15 años, en fin, podría estar aquí cual abuelo cebolleta contando historietas.
Aparecieron los automáticos y mi padre por desgracia se jodió el menisco en una caída. Un par de operaciones malas le dejaron sin poder volver a retomar como antes la bicicleta y empezó a jugar a golf (hoy en día puedo decir que le pega muy bien).
Yo seguí mi camino con la bici ya que en mis 15 y 16 años había cambiado de vida, había ido a vivir definitivamente a Premià y había hecho nuevas amistades en mi nuevo "cole". Ahí conocí a varios amigos que aun conservo y con los que salgo periódicamente.
Con ellos acabé por conocer mucho más todo Sant Mateu y aprendí lo que eran las trialeras. Eso sí, casi todos ellos para ir al "insti" tenían moto, yo no. Me dirigía a todas las citas deportivas con los amigos en mi heredada Alkon, más orgulloso que nadie. Qué bien iba esa bici, eso sí, me hinchaba a subidas para ir al campo donde jugábamos habitualmente a futbol.
El destino quiso que acabara yendo solo en bici. Todos nos hacíamos mayores y cada uno empezaba a tener sus propias obligaciones y sus propios horarios. Yo seguí con la bici los fines de semana pero cada vez menos.
Parón de tres años.
Empecé poco a poco a notar que necesitaba volver a hacer algo pero no tenía apenas tiempo, así que empecé a correr.
Cuatro años corriendo por Premià y luego por Mataró. Hasta un día intenté hacer Mataró-Burriac y volver, qué loco, ¡y sin agua!
Y como cuento en ¿Quién soy? el uno de enero de 2009 fue la fecha indicada (como propósito para el año nuevo) de volver a la bici. Ya hace tres años que estoy otra vez dando pedales, saliendo solo el 95% de las veces. No es ni mejor ni peor pero te acostumbras y acabas sintiéndolo como algo normal.
Ya no tengo seis, ni diez, ni quince años... Tengo treinta y sigo dando pedales. Por mis manos y piernas han pasado no muchas bicis, pero de todas ellas guardo un grato recuerdo, de hecho hace pocos días soñé que encontraba mi BH roja en una tienda por 120 euros (¡un poco cara!) y se la podía regalar a mi hijo... Hay cosas que se te quedan marcadas en el alma.
He jugado y practicado muchos deportes, los que más insistentemente fueron el futbol 7 y el voley pista en un equipo, pero siempre he tenido alma de ciclista. Esta vez dudo que ya desaparezca, porque el ciclismo en contacto con la montaña tiene un magnetismo que es difícil de evitar. Cada vez que salgo hago un reset mental que me sienta muy bien.
Ya son muchos años. Y más que vendrán.

No hay comentarios: